viernes, 17 de enero de 2014

ALFREDO DI BERNARDO

ALFREDO DI BERNARDO nació en Santa Fe, en 1965. Su obra literaria transita mayormente por el género narrativo y varios de sus trabajos han obtenido premios a nivel local, nacional e internacional, e integran antologías diversas. Distintos textos de su autoría se hallan publicados en revistas literarias de Argentina, España, Cuba y Austria (en este último caso, traducidos al alemán), así como también en revistas electrónicas y en sitios de Internet. Ha publicado los siguientes libros: “El Regalador de colores” (cuentos, 1993), “La realidad y otras mentiras” (cuentos, 1999), “Informe sobre miopes” (novela), 2001, “Las cosas como so mos” (cuentos, 2009) y “Crónicas del Hombre Alto” (crónicas, 2013). Participa activamente en diversas experiencias de difusión cultural. Es socio fundador de la Asociación Cultural El Puente (Santa Fe), entidad dedicada a la promoción y difusión de actividades artísticas. Como responsable del área literaria de dicha institución, coordina los certámenes literarios para adolescentes que la misma organiza anualmente desde el 2000. Coordinó entre 2003 y 2009 los Encuentros Literarios Sub-20 de dicha Asociación, destinados a escritores adolescentes. Participa habitualmente de encuentros y charlas con alumnos de enseñanza media. Se ha desempeñado como jurado en diversos certámenes literarios. Es coordinador de la Academia de Literatura del Colegio Inmaculada de Santa Fe desde 1998. Desde 2002 edita “El Regalador”, micropublicación virtual, semanal y gratuita que se difunde mediante correo electrónico y llega de ese modo a lectores de 28 países.

Contacto: alfdibernardo@fibertel.com.ar 

“Crónicas del Hombre Alto” http://cronicasdelhombrealto.blogspot.com

“Algo así como un padre” http://algoasicomounpadre.blogspot.com


de NARRATIVA

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BREVE HISTORIA DEL HOMBRE ALTO

Hubo una vez un hombre tan pero tan alto, que con sólo ponerse de pie, abrir los ojos y mirar hacia adelante, era capaz de leer las verdades escritas en las nubes.

La gente común admiraba su enorme altura. Él, en cambio, renegando abiertamente de su don, profesó toda su vida una melancólica envidia hacia los hombres bajos.

Nunca se resignó a su triste suerte de poder descifrar verdades allí donde los otros, plácidos y felices, veían solamente una nube.


ENCUESTA A LOS ESCRITORES SANTAFESINOS

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"La autocrítica es esencial si uno quiere escapar a la mediocridad. En cuanto a la crítica, su valor es relativo. Es una cuestión de equilibrio: hay que ser abierto para escuchar opiniones adversas y evitar la soberbia, pero también es importante no volverse esclavo de la mirada ajena."

miércoles, 26 de junio de 2013

MIGUEL ÁNGEL GAVILÁN


MIGUEL ÁNGEL GAVILÁN nació en Santa Fe el 5 de agosto de 1971. Es Profesor en Letras egresado de la Facultad de Formación Docente en Ciencias dependiente de la Universidad Nacional del Litoral. Ha participado en distintos talleres literarios e integrado numerosas muestras conjuntas. Fue integrante de la Comisión Directiva de la Asociación Santafesina de Escritores en el cargo de Secretario. Entre las distinciones más importantes que recibiera caben destacarse: 1er. Premio Nacional “Cantares Mediterráneos 1990” (Género narrativa); 1er. Premio Provincial “Hugo Mandón 1991” (Género poesía); 2do. Premio Provincial “Gastón Gori 1991” (Género narrativa); 1er. Premio Argentino-Chileno “Pablo Neruda 1991” (Género poesía); 2do. Premio “Espacio Joven ‘92”, 18º Exposición Feria Internacional de Buenos Aires El libro-del Autor al Lector (Género poesía); 1er. Premio Nacional “Quijote de Plata 1994” Santiago del Estero (Género narrativa); 1er. Premio Nacional del Ateneo Riocuartense de Poesía 1994 (Género poesía); 3er. Premio Regional “Casa de la Cultura de Alvear 1995” (Género poesía); 1er. Premio Certamen Anual “Leoncio Gianello” 1995 por su libro “Testigos de la Ira” (Género poesía); 1er. Premio VII Certamen Nacional de SADE Sur Bonaerense 1995 (Género narrativa); 2do. Premio Provincial Mutual de Integrantes del Poder Judicial 2000 (Género narrativa); 1er. Premio Nacional Municipalidad de Gral. Cabrera 2000 (Género narrativa); 2do. Premio Nacional “Cosme Sebastián Reinero”- Municipalidad de Avellaneda 2001 (Género Poesía); 1er. Premio Municipalidad de la ciudad de Santa Fe 2001 (Género Ensayo). Tiene publicados dos libros de poemas, “Testigos de la Ira” (1993) y “Propiedad Privada” (2001) y uno de ensayo, “Los párpados y el asombro (una lectura de ‘Poeta en Nueva York’)” (2001-Premio edición Municipalidad de Santa Fe). En 2010 publicó su primer libro de cuentos: “Llueve en Arizona”. 

Contacto: magavilan@live.com.ar 


de ANTOLOGÍA

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ESCORZO
(Fragmento)

Quiere entrar en el cambalache. Ha visto allí tanto lujo, tanto brillo en ese lugar, como si fuera el interior de un palacio. Y en pleno puerto. Lozas decoradas con flores, lámparas de cristales facetados, mujeres desnudas y hombres coronados de pámpanos, le recuerdan las historias que le contaba su madre en aquella casa ruinosa de Lublin, junto al Vístula, toda pradera y colores esquivos.  

Era la mayor de seis hermanos. Compartían una taza de caldo antes de ir a dormir y su madre les contaba historias para distraerlos del hambre y de los gemidos de su hermana menor que deliraba de fiebre por días, aquejada de un mal sin nombre que se enlazaba con la locura.

A ella le gustaba la historia del príncipe Krak, el cazador de dragones. Era un joven hermoso. Debía rescatar, tras innumerables peripecias, a la princesa de blanco velo, que aguardaba la libertad entre rezos y suspiros. Se servía de una espada fundida con los rayos de la aurora, ungida por los magos con la sangre de los mejores guerreros de la tribu y bañada en las aguas del sagrado río Bhag. Con el arma en la diestra se enfrentaba al dragón voraz que custodiaba el castillo, cuyas bocanadas ardientes calcinaban a poblaciones enteras y cuyos ojos, con solo mirarlo, podían envolver en un sueño perpetuo a cualquier incauto. Ella disfrutaba del beso final, cuando Krak liberaba a la princesa y se escapaban juntos en el caballo alado por los campos reverdecidos.


ENCUESTA A LOS ESCRITORES SANTAFESINOS

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"Desde chico me gustaba leer, inventar historias, que me cuenten relatos largos y atractivos. Creo que después, a fuerza de recorrer libros y voces, fui viendo lo que verdaderamente me interesaba: escribir libros como los que me gustaban de chicos. Comencé en talleres literarios y en grupos de amigos, intercambiando lecturas y producciones. Publiqué mi primer libro en una Colección llamada “Papiro Azul” conformada por un grupo de talleristas que queríamos dar a conocer lo que hacíamos. Todo muy a pulmón, juntando plata de donde fuera para el libro. Fue un cooperativismo maravilloso, una unión de fuerzas tan genuina e inocente que nunca volví a ver.  A partir de allí nunca abandoné de este camino."

miércoles, 15 de febrero de 2012

ROBERTO DANIEL MALATESTA

ROBERTO DANIEL MALATESTA nació en la ciudad de Santa Fe el 27 de diciembre de 1961. Ha publicado en el género poesía: De las Cosas Blancas (Ediciones Mainumbí, 1984), Casa al Sur (íd., 1987), La Prueba de la Soledad (ediciones de la Universidad Católica de Santa Fe, 1991; reeditado parcialmente por ediciones del Arca del Sur, 1995), Del Cuidado de la Altura del Níspero (ediciones delanada, 1992), Las Vacas y otros Poemas (íd., 1994), Flores bajo la lluvia (Ediciones del Dock, 1998), Por encima de los techos (El Arca del Sur, 2003; Leviatán, 2006; Ediciones UNL, 2011), No importa el frío (El Arca del Sur, 2003), Cuaderno del no hacer nada (sigamos enamoradas, 2009), La nada que nos viste (Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe y Universidad Nacional del Litoral, 2010). Participó en diversas antologías, de las cuales cabe destacar Santa Fe al Norte (1987) y 75º aniversario (1994), realizadas por la Universidad Nacional del Litoral; Poetas 2. Autores argentinos de fin de siglo (Santa Fe: Ediciones Desde la Gente, 1999); Liebesgedichte (Weiden: Edition Wendenpunkt, 2000); Señales de la nueva poesía Argentina (Gijón: Libros del Pexe, 2004); Voix d’Argentine (Québec: Le temps des Cerises–Ècrits des Forges–Leviatán, 2009). Parte de sus trabajos fueron traducidos al alemán por Renato Vecellio y publicados en revistas literarias de Austria y Alemania, obteniendo de la revista alemana Literaturprojekt La Belle el primer premio en Poesía, año 1995. Otros lauros: Tercer Premio Concurso Internacional “Poeta en Nueva York” (New York, 1997), Premio Provincial José Pedroni – Obra édita (Santa Fe, 2006), Premio Provincial José Pedroni – Obra inédita (íd., 2010). Es coordinador de talleres literarios en las ciudades de Santa Fe y Reconquista, este último dependiente de la Universidad Nacional del Litoral. Desde el año 2009 dirige los “Encuentros del entrepiso” en el Foro Cultural de la Universidad Nacional del Litoral y colabora con reseñas y textos literarios en el Diario El Litoral de Santa Fe, Tiempo Argentino de Buenos Aires y en la Revista Fénix de Córdoba.

Contacto: rmalatesta@bionik.tv

de ANTOLOGÍA ESENCIAL (1987-1998)

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Para qué si no

En la soga blanca
de tender ropa,
que cruza el patio:

un broche,
           en él:
un alguacil.

Es pleno mediodía
de verano
y todo es perfecto.

Para qué sirve si no
una soga blanca
de tender ropa,
que cruza un patio,

y para qué en ella
un broche,

para qué si no:

un alguacil
se pose

y sea.


ENCUESTA A LOS ESCRITORES SANTAFESINOS

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"En mi casa no había libros, más allá de los libritos de cuentos infantiles. Sí enciclopedias y diccionarios, también la Biblia, eso leía yo. Para mí es un gran misterio porqué empecé a escribir. Fue una profunda necesidad nacida casi desde el vacío, del no saber por qué."

sábado, 30 de julio de 2011

ROBERTO MALATESTA, El silencio iluminado


MALATESTA, Roberto. El silencio iluminado: aniversario 30 años de poesía.
Antología. 1ª ed. - Buenos Aires: Leviatán, 2011. 120 p.; 14x20 cm.
ISBN: 9789875141926


Es tan habitual conocer libros olvidables, que lo inhabitual resulta, en todo caso, encontrar uno que valga la pena. Tan vulgar repetir que la poesía transforma la realidad, que el milagro consiste en percibir esa transformación, magia que ocurre cuando el lector adhiere sin más a una dicción donde la palabra es objeto y comunicación al mismo tiempo. En estos términos, bajo estas condiciones, la poesía de Roberto Malatesta no sólo compone un milagro, también tiene algo de mágica.

Javier Adúriz


Poeta de la naturaleza, de la quietud y del instante, como a su hora fueron Robert Frost y Li Po, Roberto Malatesta ocupa un lugar descentrado en el panorama de la poesía argentina, a la vez que tiene -como Beatriz Vallejos, como el mismo Juanele- un arco que ya es tradición, entre el oriente lejano y nuestro litoral.

María Teresa Andruetto


Malatesta nos confronta, una y otra vez, con el despojamiento, una escritura sin maquillaje, donde el decir lo mínimo, lo pequeño, lo susurrante, lo sencillo, la partecita que nos lleva al todo, cala hacia el hueso con levedad de pájaro.

Patricia Severín


En una sociedad como la nuestra, donde los individuos vivimos prósperamente alienados a causa del divino castigo del trabajo, el señor Roberto Malatesta tiene el tupé de escribir cosas como, por ejemplo, "no hacer nada requiere fortaleza", en un evidente arrebato de incorrección política que termina posicionándolo como un reverendo desubicado (pero al fin de cuentas, ¿qué poeta, qué hombre en su microscópica pugna por la libertad, no termina siéndolo?).

Diego Suárez

martes, 19 de julio de 2011

STELLA MARIS GÓMEZ


STELLA MARIS GÓMEZ nació en Santa Fe el 28 de mayo de 1953. Es ama de casa y vive junto a su familia en el Barrio Villa María Selva. En el 2003 ingresó al taller de literatura infantil “La hora del cuento”, dirigido por Idilia Vouillóz. Textos suyos integran las antologías Sonrisas, Sueños, Magia del Colorín Colorado (Santa Fe: Dirección General de Imprenta Legislativa de la Provincia, 2007) y Sueños y Magia del Colorín Colorado (Ibíd., 2009). Desde el 2008 integra el taller literario de Roberto Malatesta. Premios: “Mención de honor” en el Certamen de Narrativa Breve “Al calore della stessa fiamma” (Centro Friulano de Santa Fe, 2006); “Mención de honor” en el Concurso Nacional “Narrativa en 25 y 50 palabras” (Municipalidad de Venado Tuerto, 2006), 3º Premio en el Concurso Nacional “Historia de mujeres” (Municipalidad de Venado Tuerto, 2008); Narrativa - Concurso “Santa Fe escribe por la diversidad y la inclusión. Haciendo visible lo invisible”, organizado por el INADI delegación Santa Fe (2009); “Mención Especial” en el Concurso Literario “Al calore della stessa fiamma”, organizado por el Centro Friulano de Santa Fe (2010). Aún no ha publicado un libro propio.

Contacto: stellagomez58@hotmail.com


de TEXTOS INFANTILES (Y OTROS NO TANTO)

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El Sueño de Matías

(Fragmento)


Matías era un chico que siempre estaba pidiendo moneditas en los negocios del barrio. Ya todos lo conocían y le habían tomado mucho cariño.

Con quien mejor se llevaba era con Don Luis, el dueño de la juguetería de la esquina, en realidad la única que allí había.

A veces le hacía mandados, otras se ofrecía a barrerle la vereda, y le cebaba unos amargos, como a él le gustaban.

Ese día, Don Luis decidió cerrar más temprano. Se sentía muy cansado y la verdad la venta últimamente estaba muy floja.

Matías, esa tarde estaba raro, daba vueltas y vueltas alrededor del negocio, espiaba y después se escapaba

–Eh, chico, vení acá –le dijo Don Luis algo preocupado–. ¿Qué te pasa?

–Es que no me animo a pedirle un favor. ¿Sabe? Quería que me deje esta noche dormir acá porque mamá y mis hermanos van a visitar a los abuelos, y yo no quiero quedarme solo en casa. Por favor ¿podrá ser? Solo por esta noche, le juro.

–Bueno, está bien, pero acá en el negocio mucho espacio no tengo. Salvo que me ayudes a hacer un poco de lugar

–¡Sí…! ¡Sí! –contestó Matías, loco de alegría–. Al lado de los juguetes, en el suelo nomás.

–Espera un momento, ahora me acuerdo, debajo de la escalera tengo un colchoncito. Lo compré cuando venía mi nieto a visitarme. Allí dormirás bien.

–Eso sí, mañana bien tempranito… ¡arriba! ¿Eh?

–Sí, no se preocupe, señor, siempre mi mamá me despierta temprano.

Antes de cerrar, le compró un sándwich y una gaseosa, dejándoselos sobre el mostrador, y se marchó a su casa, que no quedaba muy lejos.

Matías reía y reía de felicidad. Nunca pensó que estaría rodeado de tantos juguetes. De a uno los iba tocando, con mucho cuidado: osos de peluche, autos de carrera, pelotas, muñecos, payasos. Por un largo tiempo estuvo como extasiado, porque no podía creer lo que veía.

Fue así que se quedó dormido.

(...)


ENCUESTA A LOS ESCRITORES SANTAFESINOS

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"En el taller dirigido por Idilia Vouillóz, donde nacieron los cuentos infantiles, también me incliné por la poesía, permitiéndome las rimas, dándoles a mis textos un tono más alegre para el disfrute del niño. Creo que la experiencia de vida me llevó a escribir luego para adultos. Lo necesitaba al principio como desahogo, pero hoy lo tomo como aprendizaje y deseos de "madurar" cada martes, en el taller literario que coordina Roberto Malatesta y que integro desde el 2008."

sábado, 4 de junio de 2011

CARLOS ROBERTO MORÁN


CARLOS ROBERTO MORÁN nació el 17 de agosto de 1942 en Santa Fe. Es periodista jubilado. Obra publicada: “Territorio posible” (cuentos; Editorial Amate, México, 1980), “Noticias desde el sur” (cuentos, Editorial Veracruzana, México, 1987), “Noticias de Sergio Oberti” (cuentos, Editorial Puntosur, Argentina, 1990), “Ella cuenta sobre el mar” (cuentos, Ediciones al Margen, Argentina, 2006). Ha participado en diversas antologías publicadas en libros y revistas aparecidas en Argentina, México, España, Bulgaria. Ha recibido, entre otros galardones, el 2° premio regional de la Secretaría de Cultura de la Nación, en el año 1994.



CUENTOS
(Antología Personal)

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Congelados en ese instante
(Fragmento)

(...)

Le pareció que ella, aparte de sonreír, hizo un gesto, no podía determinar si con la cara o con las manos, o un movimiento de sus ojos, el pelo cayéndose sobre su frente, que le gustó. ¿Eso quería decir que estaba enamorado de la chica, entonces o en este momento en que daba vueltas en la cama sin poderse dormir?

No lo creía. Era el instante. Sí, ese instante.

Debió salir del ensimismamiento y preocuparse por una cuestión concreta: Ferrari, el nuevo gerente ‐y por qué se tuvo que jubilar Leiva‐ estaba tomando medidas que lo perjudicaban y ante esas letales decisiones algo tendría que hacer, máxime en estos momentos, cuando Pérez Zuviría se trasladara a París sin aguacero y a su regreso se apoderaría de todo. Sencilla y limpiamente.

Y a él no le dejarían ni el más oscuro rincón.

Exageraba. Pero no exageraba en absoluto.

Una conversación que quizás no llegara de ningún lado y en todo momento reinaba la alegría. Reinaba. La. Alegría. Tres palabras peligrosas que por fáciles no debía repetir. Pero no había otras.

Una mujer proveniente de ningún lado, que estaba ahí. Que sencillamente estaba ahí.

Exageraba. Y se estaba haciendo mucho mal.

Si a las tres no estoy dormido mañana voy a volverme un zombí en la agencia.

En la novela que nunca escribiría, en la que ponía y sacaba personajes, en la que triunfaba en todo aquello que la vida le negaba, en ese sitio de victoria y esplendor inexistentes nunca había figurado la muchacha de la risa.

Porque terminó bautizándose de ese modo, un título para un cuento lamentable, pero no encontró otra manera de llamarla. Aunque en la estampa ella no se reía, ambos eran felices, sencillamente.

Las expectativas generadas en torno a París, a lo que París podía dar y cuanto lo que desde París se podría llegar a conseguir, mantenían viva y ardiente a la agencia, era el todo de la agencia y Pérez Zuviría ascendía como globo aerostático mientras él, en tanto, contaba con la edad justa para no ser nada.

Sus experiencias ya no servían en la agencia porque habían sido desplazadas por otros abordajes, distintos conocimientos. Lo nuevo era lo nuevo y él resultaba considerablemente incapaz de aprender eso que estaba ahí, dentro de las computadoras, ese nervio vivo que venía en los espléndidos nuevos programas, brillantes como envoltorio de caramelo, y que, al contrario de su persona, Juan Pérez dominaba a la perfección.

Advirtió la estrechez. Del escritorio, de la máquina expendedora de café, de las miradas de las chicas que a él no le dirigían, de los escasos papeles que aterrizaban en su escritorio para que los diligenciara. Pasó al baño donde se mojó varias veces la cara pero no se miró ni una sola vez en el espejo. Había reconstruido las posibles palabras que se dijeron, una a una, la chica y él en ese momento (debía ser en el campo y el verano, por la claridad, a la mañana, una chica de ahora y él, él mismo, en cualquiera de los tiempos que le habían tocado en suerte), pero no tenía sentido ni escribirlas ni repetirlas.

Era un tesoro propio e incomunicable. No le servía a nadie más que él.

(...)


ENCUESTA A LOS ESCRITORES SANTAFESINOS

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"Empecé a escribir sin ningún rumbo ni meta cuando tenía unos veinte años. Antes, informalmente, me había inclinado por el humor. De inmediato encontré en el cuento el género más afín a gustos y necesidades. Y también por lo que lograba conseguir, aunque ello fuese muy precario. Tardé muchísimo en publicar. Fue cuando tenía 38 años y eso fue debido a una invitación de un amigo epistolar mexicano, Raúl Hernández Viveros. De manera que mi primer libro de cuentos apareció en Xalapa, México, en 1980, sin haber conocido por entonces a esa ciudad, ni a mi consecuente amigo."

viernes, 3 de junio de 2011

FEDERICO COUTAZ, Papeles en el suelo


COUTAZ, Federico. Papeles en el suelo.
1ª ed. Santa Fe: María Muratore Ediciones, 2010. 64 p.; 18x14cm.
ISBN: 9789872589912

No se necesitan grandes hechos ni objetos deslumbrantes para armar buenas historias. Siguiendo este credo parece escribir Federico Coutaz.

Estos cuentos, encarnados en su mayor parte por jóvenes, traen, desde la ilusión de un tono oral, sucesos pequeños, nimios, que dicen más allá y más acá de su intrascendencia. No hay aquí relatos heroicos. No hay grandes sucesos. Sin grandilocuencia las pequeñas historias se cuentan con la suficiente tensión como para hacer de ellas inscripciones literarias. Es decir, esas que rozan angustias, dolores, pasiones, miedos, obsesiones que dicen algo sobre nuestra condición humana, siempre borrosamente delimitada entre la animalidad y la razón.

ANALÍA GERBAUDO